Bibliomancia: Columna de promoción de la lectura, la creatividad y criticidad

Biblomancia: Columna de promoción de la lectura, la creatividad y criticidad

Dr. Mauricio Miranda Salazar.

Esta columna no es sobre bibliomancia, o al menos no sobre la definición del diccionario que dice: arte de adivinación por medio de los libros. Las palabras cambian, algunas se hacen a la medida de objetos que luego dejan de usarse, como la catapulta o el abresobres. Ya sin referentes ni personas que las digan, se acumulan en los roperos del tiempo, como un calcetín sin par o una camisa sin botones y puede ser que, después de muchos años, alguien las redescubra y las vuelva a pronunciar variando el significado, como en la frase ‘catapultar a la fama’. 

En el libro Los 1001 años de la lengua española1 hay un buen ejemplo de la forma en que las palabras se modifican y desaparecen. En latín la palabra ‘malum’ significaba manzanas, pero había un señor llamado Caius Mattius y en su honor a las manzanas les comenzaron a decir malum mattianum, algo así como ‘las manzanas de Mattius’. Con el tiempo sólo quedó lo de mattiana, que después derivó en ‘manzana’. Un caso similar es el de los pañuelos desechables, que ahora todos conocemos como kleenex 

A veces las palabras se transforman por su parecido con otra lengua, una de ellas es ‘bizarro’, que en español sólo significaba valiente. Así era en el año 2005, cuando el Diccionario panhispánico de dudas de la RAE decía que: “Debe evitarse el empleo de bizarro con el sentido de ‘raro o extravagante’, calco semántico censurable del francés o del inglés bizarre”. Sin embargo, en el 2022, la misma RAE de hace unos renglones añadió la siguiente acepción a la palabra ‘bizarro’: “Raro, extravagante o fuera de lo común.” Es decir, ya no es censurable usarla mal, sino que es una palabra-hija más del español y se le quiere igual que a las demás. 

Finalmente, hay palabras que se modifican al grado de ser contradictorias en sí mismas, como sucedió con ‘lívido’, que toda la vida había significado amoratado, de un morado intenso, como una persona que se asfixia y su rostro se pone como una uva con semilla. Sin embargo, a muchos la palabra lívido les parecía algo sin color, quizá por la cercanía con la palabra liviano y por eso la usaban al revés “se puso lívido del susto”. La gente con diccionario peleaba con el resto de las personas, hasta que la RAE, para lograr un escenario de ganar-ganar, puso ambas acepciones a la misma palabra. ‘Lívido’ ahora es algo como un gato de Schrödinger semántico, un antónimo mirándose en el espejo, es lo morado y lo pálido en la misma palabra (https://dle.rae.es/lívido).  

Considerando lo anterior ¿sería válido cambiarle el sentido a la palabra bibliomancia? La página http://etimologias.dechile.net/ reflexiona sobre qué es lo válido, definiéndolo como aquello que es ‘creído, apreciado o estimado’. Lo válido no está restringido a lo verdadero, sino que puede ser válido incluso lo contradictorio, como en el caso de ‘lívido’, siempre y cuando sea realmente creído o apreciado. Por eso se pensó en bibliomancia como un nombre adecuado para esta columna sobre libros, una palabra misteriosa y bella, que inicia con el balbuceo entrañable de un ave recién nacida, ‘bi’-‘blio’, y continúa con ‘mancia’, rumor suave y cálido, como el de un gato acurrucado sobre nosotros.  

Si lo válido no fuera suficiente, también se podría añadir que, aunque ‘biblio’ es libro y ‘mancia’ adivinación, mucho antes de eso, la raíz ‘mancia’ en griego se desprendió del indoeuropeo. En aquellos tiempos no se refería a adivinación, la raíz de la raíz significaba ‘pensar’. Entre las letras de bibliomancia se encuentra escondida otra posibilidad que intercala el pensamiento y las páginas de un libro y, quizá algún día, el Diccionario panhispánico de dudas diga “es censurable el uso de bibliomancia para cualquier cosa que no sea la adivinación”. Pero, mientras tanto, bibliomancia podría describirse como: pensar en libros, pensar con libros, pensar abrazando un libro que acabamos de leer. Bibliomancia puede ser el nombre de este espacio. 

 

          • Columna semanal de divulgación sobre libros, autores, palabras y software relativo al lenguaje (Big data, inteligencia artificial, etc.). Su objetivo es promover la lectura, el pensamiento creativo y la reflexión crítica mediante textos originales en los que se entrecruzan lo literario y lo científico. Todos los artículos incluyen una o más recomendaciones de lectura. 
          • Coordinada por la Biblioteca Jorge Vértiz Campero S.J. de la Universidad Iberoamericana León.

EN ESTE NÚMERO

  • 1 al 7 de febrero

    Solicitud de exámenes a título y extraordinarios

  • 6 de febrero

    Descanso obligatorio

  • 27 de febrero

    Fecha límite de captura de calificaciones parciales y faltas.

  • 28 de febrero

    Publicación calificaciones parciales y faltas