La calidad de la dieta como factor de riesgo y de prevención del cáncer en la mujer

El cáncer es una enfermedad multifactorial que puede afectar a cualquier persona, pero entender cómo ciertos aspectos de nuestro estilo de vida, incluida la alimentación, pueden influir en su prevención es fundamental. En esta cápsula, abordaremos tres tipos de cáncer que afectan particularmente a las mujeres: cáncer de mama, cáncer de pulmón y cáncer cervicouterino. 

• Cáncer de mama: Este tipo de cáncer se origina en los tejidos de la mama, generalmente en los conductos que transportan la leche hacia el pezón o en los lóbulos que producen leche. 
• Cáncer de pulmón: Es el crecimiento anormal de células en uno o ambos pulmones, generalmente asociado con el tabaquismo y la exposición al humo. 
• Cáncer cervicouterino: También conocido como cáncer de cuello uterino, comienza en las células del cuello uterino, la parte inferior del útero que se conecta con la vagina. 

Factores que influyen en el proceso del cáncer: 

• Biológicos: Edad, sexo, predisposición genética. 
• Medioambientales: Exposición a virus, radiación ultravioleta, contaminantes. 
• Factores que pueden ser modificables como el estilo de vida y alimentación: Exceso tejido adiposo relacionado con ingesta energética elevada, calidad y cantidad de nutrimentos, actividad física, tabaquismo y alcohol.  

Consecuencias del exceso de tejido adiposo 

El exceso de grasa corporal puede desencadenar procesos que pueden contribuir al desarrollo del cáncer como los siguientes: 

• Inflamación: La grasa corporal libera sustancias que provocan inflamación a nivel celular. La inflamación crónica puede dañar el ADN y promover el crecimiento de células cancerosas. 
• Hiperinsulinemia: La grasa corporal también puede hacer que el cuerpo produzca más insulina de la necesaria. La insulina puede estimular el crecimiento de las células cancerosas. 
• Reducción de la apoptosis: La apoptosis es un proceso natural por el cual las células mueren cuando están dañadas o envejecidas. La grasa corporal puede reducir la apoptosis, lo que permite que las células dañadas sobrevivan y se conviertan en células cancerosas. 
• Incremento de la división celular: La grasa corporal puede estimular la división celular, lo que aumenta las posibilidades de que se produzcan mutaciones en el ADN que pueden conducir al cáncer. 
• Mayor inestabilidad del genoma: La grasa corporal puede aumentar la inestabilidad del genoma, lo que hace que el ADN sea más susceptible a daños que pueden causar cáncer. 

Importancia de la alimentación en la prevención 

Una alimentación adecuada desempeña un papel crucial en la prevención del cáncer. Se ha demostrado que ciertos nutrimentos y compuestos bioactivos pueden influir en los procesos que promueven el desarrollo del cáncer. 

Los antioxidantes de la dieta neutralizan el daño que generan los radicales libres en el ADN. Alimentos como el camote, espinacas, col rizada, papaya, naranjas, pimientos dulces y jitomates se caracterizan por tener un alto contenido de folatos naturales (potentes antioxidantes). El ácido fólico, los betacarotenos y vitamina A, C y E también son antioxidantes y se ha establecido que el consumo de estos nutrimentos disminuye el estrés oxidativo y mejora el sistema inmunológico, que puede disminuir el riesgo de una infección por virus como el del papiloma humano (VPH), uno de los causantes del cáncer de cuello uterino. 

Asimismo, un elevado consumo de verduras (de color verde oscuro, amarillo oscuro y naranja, así como verduras crucíferas), frutas, leguminosas, semillas, frutos secos, granos enteros, yogurt, tofu y pescado se ha asociado con un menor riesgo de desarrollar cáncer. 

Por otro lado, el consumo frecuente de carnes rojas y procesadas puede ser contraproducente y actuar como cofactor en el desarrollo del cáncer, debido a que su cocción a altas temperaturas puede producir sustancias cancerígenas como los nitritos. Se recomienda optar por métodos de cocción más saludables como el horneado, la cocción al vapor o a la parrilla en lugar de freír o asar a altas temperaturas. 

En relación al tabaco, éste tiene un efecto promotor incluso más fuerte que el efecto preventivo de la ingesta de antioxidantes contra el cáncer, ya que no sólo provoca aductos (modificaciones) de ADN y roturas de cadenas, sino que también provoca un aumento de la carga viral. Fumar tabaco induce efectos adversos sobre el control del ciclo celular, la reparación del daño del ADN y la apoptosis protectora; por tanto, las células continúan acumulando mutaciones que permiten la transformación maligna. Es por ello que, evitar fumar toma un papel crucial en la prevención del cáncer en la mujer. 

Conclusión 

La relación entre la alimentación y la prevención del cáncer es compleja pero significativa. Es importante recordar que éste es sólo un factor dentro de un enfoque integral de prevención, que también incluye la actividad física regular, evitar el tabaquismo y mantener un peso corporal saludable. En resumen, adoptar hábitos de alimentación y estilo de vida saludable puede ser una poderosa herramienta en la lucha contra el cáncer en mujeres. 

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