La Incidencia Social a través del Programa Universitario de Derechos Humanos

En los meses de mayo y junio, la Universidad fue sede del Taller de teatro para niños, niñas y adolescentes Contemos nuestra historia, impartido por el tallerista Tadzio Neumann y organizado por Alejandra Díaz vocera de la colectiva Buscadoras Guanajuato con financiamiento del Fondo Semillas; el apoyo de la Fundación Heinrich Böll, el IMDHYD y el acompañamiento del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) de Liz Navarro, Matilde Domínguez y Eréndira Molina.

El objetivo de este taller fue acompañar a los niños, niñas y adolescentes en lo que ha implicado el duelo ambiguo que experimentan tras la desaparición de su ser querido; a partir de contar cuentos y de escenificar historias, se fue abordando este proceso. Al mismo tiempo, pero en otro espacio, se trabajó con quienes acompañan a estas y estos pequeños (generalmente las abuelas), abordando la forma en que se puede lidiar con esta pérdida en las infancias.

Las y los niños sufren una doble pérdida cuando padecen una situación de este tipo; por un lado, del familiar que ya no está presente (generalmente padres y madres) y, por el otro, del resto de la familia que, en general, priorizan la búsqueda del ser querido y pierden de vista la relación con quienes quedan en casa, dejando a las infancias en cierto abandono. Por otra parte, también hay un cambio drástico en su estilo de vida ya que, en general, quedan a cargo de las abuelas perdiendo su núcleo familiar primario e integrándose a otro en el que a veces no se sienten del todo incorporados o incorporadas; sus anteriores espacios, cosas, relaciones, se ven desplazados para incorporar otros, en una situación totalmente adversa para ellos y ellas, y con una condición de enorme vulnerabilidad emocional.

La desaparición es un fenómeno extremadamente doloroso y difícil de comprender; en general, quienes participaron en el Taller son hijos e hijas de esta situación; si no se les explica con claridad el problema queda abierto un espacio en la imaginación para generar respuestas que difícilmente se ajustan a la realidad, en muchas ocasiones, asumen la culpa cargando con una responsabilidad que no les corresponde.

De acuerdo a lo anterior, las y los adultos que contraen el cuidado de estos niños y niñas, necesitan prepararse para afrontar el tema de la forma más sensible y adecuada. Es importante señalar, que estas personas también tienen una complicada situación, pues a su vez están atravesando por un duelo que no acaban de resolver y encima se acumulan otras condiciones que van complejizando cada vez más su vida. La crianza de los ahora nietos / hijos o nietas / hijas pone en una tensión aún mayor a las cuidadoras pues les requiere un esfuerzo emocional, mental, físico y económico aún mayor que les desgasta enormemente.

Todo lo mencionado anteriormente se convierte en un círculo vicioso del que es difícil salir y es por ello que la desaparición de personas se considera una violación grave a los derechos humanos no solo para la víctima directa sino también para todos los familiares.

Ante este contexto de adversidad es pertinente poner al servicio lo que la Universidad pueda aportar para mejorar la condición de las personas que están inmersas en esta terrible situación; sabemos que no es suficiente (nunca lo será), sin embargo, seguimos trabajando por implementar estrategias para seguir acompañando de la mejor manera a las buscadoras y las infancias, a su vez, analizando y repensando las respuestas que desde la academia se pueden ofrecer para deconstruir esta terrible violencia que mancilla la vida y la dignidad de todas y todas las que vivimos en este entorno.