Vean el cine como vehículo de la espiritualidad: P. Checo S.J.

Siempre le gustó el cine 

Checo recuerda su infancia como una época de felicidad. Los clásicos como ‘E.T.’ y ‘Superman’ son cintas que tiene bien grabadas en la memoria. Desde niño tuvo un gusto especial por las películas, ya en la secundaria comenzó a apasionarse por las letras. El común denominador fue dejarse llevar por las historias que consumía y conocer nuevos mundos.

El punto de inflexión en el que fue consciente de su pasión por el cine se dio cuando, después de entrar al Noviciado y al tiempo que estudiaba Filosofía, conoció a Luis García Orso S.J., quien fue su acompañante espiritual y mentor, y con quien comparte el gusto por el séptimo arte.

“Como acompañante espiritual, a veces le platicaba de algunas novelas que estaba leyendo y cómo me estaban ayudando incluso en mi espiritualidad y crecimiento humano (…) En el cine también escuchamos historias que nos pueden ayudar a trascender y a ser más humanos”, expresa el jesuita.

¿Dónde se cruza el cine y tu misión como jesuita? –preguntamos–. “La tesis de Filosofía del ITESO la hice sobre ‘El callejón de los milagros’ de Jorge Fons, se llamó ‘La búsqueda de la felicidad en El callejón de los milagros’. El cine y la filosofía se dialogan. La filosofía se hace preguntas sobre la vida; el cine, también. Krzysztof Kieślowski decía que hacía películas para que el espectador se hiciera las mismas preguntas que él se hacía. Las preguntas son fundamentales; y, el cine, al contarnos historias de ficción o documentales, nos hace preguntas sobre la vida, y eso es la filosofía”.

Checo se ordenó jesuita el 14 de febrero de 2004. El llamado lo sintió en su paso por la preparatoria: “Recibí un llamado de Jesús a seguirlo en la Compañía al estilo de San Ignacio. ¿Y por qué jesuita y no diocesano? Porque estudié con los jesuitas y me gustó mucho el carisma que tienen, son muy abiertos y están muy metidos en la ciencia, en la cultura; y se puede ser jesuita y científico, jesuita y físico… matemático, jesuita y cinéfilo, como lo soy yo”.

Entre sus cineastas predilectos están Luis Buñuel, Federico Fellini, Akira Kurosawa, Quentin Tarantino, Pedro Almodóvar y Krzysztof Kieślowski. Su película favorita de todos los tiempos: ‘El ciudadano Kane’, de la cual asegura: “Me ayuda a no olvidarme de vivir, a no olvidarme del amor y la ternura”.

Su conocimiento acerca del séptimo arte lo ha llevado a formar parte en distintas ediciones del jurado del Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF, por sus siglas en inglés).

Checo está muy interesado en abordar el cine a partir de la reflexión y aprendizajes que puedan dejar las películas para la vida. En sus colaboraciones para Christus analiza cintas de diversas temáticas, por ejemplo, aquellas que el Papa ha abordado en encíclicas y exhortaciones apostólicas, tales como la fe, el Evangelio, la familia, las juventudes, la ecología y la fraternidad.

Finalmente, Checo hace la invitación a apreciar el cine con otra mirada, reitera que no hay que ver el cine como distracción: “En este mundo ya vivimos muy distraídos (…) Distraerte es como salirte de la realidad; ‘entretener’ es una palabra muy bonita porque es poner atención en algo. Cuando voy al cine, pongo atención a la historia que me quieren contar y eso, después, lo puedo introyectar en mi vida y dialogar”.

Concluye: “Vean también el cine como un vehículo de espiritualidad. Eso no lo digo yo, lo decía San Juan Pablo II; antes de ser sacerdote fue actor y yo creo que también era cinéfilo. En un congreso de cine y espiritualidad dijo que el cine es vehículo de espiritualidad; las películas, incluso no específicamente religiosas, nos pueden comunicar un espíritu que podemos valorar y celebrar”.