Hacia el diálogo nacional por la paz

Del 21 al 23 de septiembre de 2023 se llevará a cabo en la Ibero de Puebla el Diálogo Nacional por la Paz. Este evento es convocado por la Conferencia Episcopal Mexicana (CEM), la Conferencia de Superiores Mayores de México (CIRM) y Jesuitas México. El camino para este evento ha sido la realización de 45 foros sobre justicia y seguridad en todos los estados del país, donde participan activistas, campesinos, indígenas, académicos y académicas, organizaciones de diversa índole, autoridades estatales, empresariado e iglesias. En cada foro se busca dialogar sobre prácticas que favorecen la reconstrucción del tejido social, reflexiones que amplían la mirada del sistema de justicia, y estrategias para el fomento de la seguridad ciudadana. 

El 20 de junio de 2022 fueron asesinados dos hermanos jesuitas al intentar defender a un guía de turistas en Cerocahui, Chihuahua. Este inesperado evento conmocionó a muchos de los que formamos parte de la familia ignaciana; dos misioneros, Joaquín y Javier, caminantes y defensores de la cultura rarámuri por décadas, habían sido asesinados por los estragos del crimen organizado que controla los territorios de la sierra Tarahumara desde hace muchos años. Miles de víctimas en esta historia, personas desplazadas, amenazadas, amedrentadas, secuestradas, desaparecidas, etc. Lo que ocurre con naturalidad en miles de comunidades en México; el asesinato ominoso, impotente y silenciado, nos cimbró profundamente y tocó la puerta de nuestra casa.  

Durante el luto por la pérdida de estos hermanos jesuitas la Iglesia en solidaridad comenzó a proponer espacios para honrar la memoria y visibilizar a las víctimas: Se le pidió a la feligresía llevar a las iglesias fotografías de sus familiares desaparecidos o asesinados. Tantas historias, rostros y miradas que aparecían, nos incitaban a buscar alternativas ante un país sumido por la barbarie. Es una guerra, sigilosa y mortal, lenta e incontenible. Inenarrable.  

En esa inercia aparecen preguntas clave: ¿desde dónde podrá brotar la esperanza o la fuerza para salir de este embrollo en el que nos encontramos sitiados? ¿Cuál es la vía que puede aportar la Compañía de Jesús en México para abordar la complejidad del problema y dar propuestas concretas y realistas? 

Desde el año 2015 los jesuitas en México creamos el Centro de Investigación y Acción Social (CIAS por la paz). Es una obra social que busca caminar con las personas y comunidades donde se han ido planteando posibilidades que atajen las condiciones estructurales de la violencia y la descomposición social. El CIAS junto a la CEM en 2023, empezó a organizar foros que recogieran múltiples experiencias y prácticas en la construcción de condiciones de paz y seguridad ciudadana. 

Los foros han tenido lugar en diversas geografías del país, en universidades públicas y privadas, comunidades campesinas, parroquias alejadas, con líderes espirituales, con especialistas y con gente de a pie, con civiles y policías en municipios de los márgenes, periodistas, empresariado local, entre tantos otros; el diálogo circular, asambleario, donde la palabra corre, va y viene, intenta encontrar alternativas. Es un concierto de voces donde han participado más de 2 mil 500 personas que aportan visiones divergentes del México de hoy. 

En la Ibero León se albergaron el pasado junio y julio dos foros de justicia y paz en coordinación con el equipo CIAS por la paz de León. En el primero de ellos se contó con la presencia de altos funcionarios del estado de Guanajuato, quienes pudieron entretejer sus perspectivas con académicos, académicas y analistas sobre el tema de formación a la policía municipal o de proximidad. En el segundo espacio se invitó a organizaciones locales que han venido trabajando en polígonos de desarrollo en León (Las Joyas, Los Castillos, Las Ladrilleras del Refugio, o con familiares de personas desparecidas, entre otras). Ahí se compartieron prácticas que han posibilitado la reconstrucción del tejido social. 

El camino de la paz y la justicia demanda la más alta y valiente creatividad comunitaria. Es un camino artesanal en el cual vamos todos y todas. Ojalá que estos espacios de diálogo permitan cultivar una tierra propicia hacia un nuevo horizonte de nación que, en última instancia nos acerque al territorio fértil de la esperanza.