Bibliomancia: Descubrir el ser

Bibliomancia: Descubrir el ser

Dr. Mauricio Miranda Salazar
Director de Información y Servicios Académicos

Había una enorme piedra, un gran bloque de mármol y de ahí Miguel Ángel extrajo el David. Dijo que, para esculpirlo, sólo había quitado con el cincel las partes que sobraban, como si realmente hubiera una diferencia entre la piel de la escultura y el mármol que la cubría. El cuerpo del David se muestra relajado, pero en su cuello resalta la yugular, quizá para hacer énfasis en que había vencido a Goliat con la inteligencia y no con la fuerza física. 

También las emociones fuertes pueden remarcar esta vena. A la mejor el David se encontraba dichoso de que Miguel Ángel lo hubiera encontrado, se sentía feliz de ser. Y seguramente habrá quien diga que eso no tiene sentido, pues el ser lo tenemos ya de por sí, todos somos, de una u otra forma existimos. Sin embargo, no es lo mismo ser modelados por el azar, a conseguir aquello que deseamos para nuestra persona. 

Uno de los problemas fundamentales del ser humano es ese, llegar a ser lo que queremos. Pero, en primer lugar, ¿cómo podemos saber si lo que queremos es bueno? Y luego, ¿cómo llegar ahí, a donde deseamos? Sobre la primera pregunta, la sociedad ya nos tiene un gran avance, pues ha ido definiendo oficios y profesiones benéficos que pueden ser una guía para actuar en el mundo. Por ejemplo, si alguien quiere dedicarse a la arquitectura, podrá acceder con relativa facilidad a un sistema de conocimientos que se han acumulado y estructurado por siglos y, en sólo 5 años, desarrollar la capacidad de dirigir la construcción de un espacio agradable para habitar. 

Neil deGrasse platica, en la nueva versión de Cosmos, que para él fue fascinante que Carl Sagan, un astrónomo famoso, rico e influyente, le dedicara a él, cuando era un niño de escasos recursos, todo un día para explicarle sobre los astros y el universo. Neil comenta que él siempre pensó en estudiar astronomía, desde antes de su encuentro con Carl Sagan, pero después de conocerlo, tuvo la certeza del tipo de persona que quería ser: alguien que comparte sus conocimientos y sus recursos para el bien de la sociedad, alguien que utiliza su profesión en forma humana. 

Para ser, entonces, lo fundamental no es la profesión o el oficio o la dedicación principal, sino más bien la finalidad que oriente nuestras decisiones y que nos permita evaluarlas. Carl Sagan no comenzó siendo esa persona que conoció Neil, sino que tuvo que tomar decisiones que fueron quitando eso que sobraba y afinando su escultura personal. Carl Sagan era el David y el Miguel Ángel al mismo tiempo, trabajando dentro de sí, contrastando el resultado de sus acciones con eso que deseaba lograr. 

Ser capaces de crearnos a nosotros mismos debería resaltarnos la vena yugular, provocarnos una emoción profunda, de esas que surgen a veces cuando escuchamos una música que nos conecta con el universo o cuando leemos algo que nos deja soñando por días. Ser lo que queremos es la forma de trascender el Goliath, el vacío gigante que resulta de no hacer nada significativo con nuestra vida. Debería apurarnos la misma preocupación que a Salomón, saber distinguir entre el bien y la nada, dejar sólo aquello que deseamos, quitando ese material rocoso que es el no llegar a ser. 

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