Coordinación de Incidencia Social: Puntos de partida e historias de llegada

En una época caracterizada por un crecimiento económico sin precedentes, resulta paradójico que predomine una sensación de ansiedad generalizada a nivel global. Para el teólogo Paul Tillich la ansiedad se distingue de otras emociones –como la angustia o el desasosiego– porque no está vinculada a un objeto concreto; su objeto es, en realidad, la negación de los objetos.

Sin duda, los múltiples recursos tecnológicos y materiales con los que contamos actualmente nos facilitan esquivar la realidad y evadir nuestra cualidad de inter-ser. En este proceso de distanciamiento acelerado dejamos atrás nuestras identidades compartidas, transformando la vida y la tierra en objetos estériles. Además, las resistencias que hemos generado para hacerle frente a las manifestaciones de sufrimiento e injusticia mantienen las relaciones de poder intactas, al mismo tiempo que reafirman nuestra sensación de vacío y vértigo.

Todo parece indicarnos que no es un momento propicio para hablar de esperanza, por lo que es preciso insistir en su manifestación más radical: aquella que nace en un contexto que se empeña en enterrarla.

En este tono, en agosto de 2022 se creó la Coordinación de Incidencia Social (CIS), la cual agrupa los esfuerzos de programas institucionales enlistados a continuación: Programa Universitario de Derechos Humanos; Programa de Mujer y Relaciones de Género; Programa de Estudios sobre Migración; Programa de Medio Ambiente y Sustentabilidad; y Programa de Salud Integral. Desde esta coordinación se da continuidad a la labor de sus responsables anteriores, que ha sido fundamental para exigir el reconocimiento de la igualdad jurídica de las personas, para denunciar desigualdades y opresiones estructurales y culturales, y para procurar el cuidado de nuestra Casa Común.

La función nodal de la CIS es tejer puentes entre las funciones sustantivas de nuestra Universidad con la realidad que nos interpela. Consideramos nuestro punto de partida: la Universidad; y nuestro punto de llegada: las historias de aquellas y aquellos que nos permiten hacerle frente a la ansiedad y a la incertidumbre. Sus historias llenas de coraje (del francés, “echar para adelante el corazón”) nos reafirman que la potencia de nuestro ser se sostiene en la energía comunitaria de quienes salen a buscar raíces y flores de esperanza justamente en donde pensamos que ya no queda nada.